La cámara de combustión es la génesis de nuestro motor, en ella se quema el combustible y se genera la potencia que permitirá desplazarnos, pero también es el punto caliente de la generación de los residuos sólidos resultantes de la combustión.
En el interior del motor en la cámara de combustión y en los elementos que interactúan directamente con ella, las acumulaciones de décimas de milímetros de los residuos (carbonilla) afectan e interfieren en su eficacia. Es la gran diferencia respecto a la acumulación de residuos sólidos en los sistemas externos del motor, como los de admisión y el escape.
En los sistemas externos a la cámara de combustión se pueden dar casos en los que los residuos derivados por la combustión superen en algunas zonas un grosor de 1,5 cm hasta que manifieste un error de cuadro de mandos.
Sin embargo, ese mismo grosor en la cámara de combustión haría que el motor se rompiera de inmediato. Podemos citar como ejemplo que en la cámara de combustión sólo unas décimas de residuos en el asiento de una válvula son suficientes para empezar a perder prestaciones debido a la falta de compresión, lo que conlleva además que el motor gire descompensado.